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domingo, 3 de agosto de 2008

PALABRAS DEL DIPUTADO JAIME TROBO.-

“LOS PARTIDOS POLITICOS ANTE LOS DESAFIOS ACTUALES: CAMBIOS EN LAS INSTITUCIONES POLITICAS Y EN EL MODELO DE DESARROLLO”

Palabras del Diputado Jaime Mario Trobo (Uruguay)
Presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes.

Un componente fundamental de la salud democrática, es un sistema de partidos políticos fuertes. Desde la aparición de estos instrumentos de opinión pública, selección de gobernantes, capacitación de cuadros, identificación de problemas y sus soluciones para ser gestionadas desde la actividad publica de gobierno, hasta el momento, los partidos políticos han enfrentado innumerables desafíos. Uruguay es un ámbito en el cual desde principios de la vida independiente existen los partidos, nos enorgullece decir que los de aquí se encuentran dentro de los más antiguos del mundo. Hemos constatado a lo largo del tiempo procesos de transformación y adaptación de las colectividades políticas a los cambios sociales y tecnológicos.
Los partidos, en el mundo, son organizaciones que se perfeccionaron en el S XX, y que en un rápido análisis los podemos señalar en general como responsables de la estabilidad y la búsqueda de equilibrios en las sociedades, siempre y cuando actúen en un ambiente de libertades y competencia.
En Gran Bretaña a partir de la reforma de 1832 los Torys, y los Whig en 1836; en Francia a partir de la Republica en 1848, en Alemania también por aquellos años, en España luego de la muerte de Fernando VII, comenzaron la incipiente organización de los partidos. En Estados Unidos, durante la Presidencia de Andrew Jackson y a partir de la coordinación de bases locales y con un sentido extraparlamentario, es decir, que la expresión común de varios parlamentarios sobre situaciones o temas en particular sugirió la coordinación de los apoyos locales y la tendencia a formar partidos.
En nuestro Uruguay, se puede señalar el año 1836 como el de la conformación de los partidos, siendo el Nacional y el Colorado los que denominamos “históricos”, los que durante su larga historia formatearon la estructura cívica del país, compitieron por el poder, optaron por la defensa y promoción de principios e ideas, primero fuertemente ligadas al desarrollo incipiente de la estructura nacional, fuertemente influidos por personalidades con liderazgo político y militar en primeros momentos, evolucionaron construyendo instrumentos de practicas cívicas, legislación electoral que regló su funcionamiento y la competencia por las posiciones en el poder. Esa legislación y las prácticas cívicas no fueron exclusivas para ambas colectividades, sino que sirvieron para que otros partidos por si mismos y como resultado de acuerdos y pactos, llegaran a ser opción de poder en los más altos rangos de este. El ejemplo actual de ejercicio del gobierno por un partido ajeno a los históricos confirma la riqueza del sistema. El bipartidismo histórico no fue obstáculo para el acceso al poder de otros partidos mas jóvenes que pudieron desarrollarse en el ambiente de la legislación y las reglas electorales.
172 años después de su creación, los partidos políticos enfrentan infinitos desafíos para convalidar su condición de instrumentos de participación en la voluntad política del Estado, capaces de recoger la opinión publica, orientarla, conducirla, seleccionar individuos para ofrecer candidaturas para ocupar cargos de gobierno mediante las consultas electorales. En la medida que se modifican las condiciones de vida de las sociedades, se acercan las realidades que antes eran remotas y los problemas y sus soluciones se presentan en una geografía cada día más cercana.
En que ambiente deben actuar los partidos políticos?. Indudablemente uno muy distinto al de las épocas de su creación, y naturalmente que el cambio que en la realidad cuya dinámica a veces sorprende. Que realidad será la de dentro de 14 años?, no lo sabemos, pero lo cierto es que hoy los centros de decisión política están tomando opciones que nos llevaran de camino a esos 14 años.
Vivimos actualmente en una sociedad de riesgo o de riesgos. En algunos casos riesgos globales, frente a los cuales es preciso previsionar; cualquier acción producida para el crecimiento, el desarrollo, la mejora de la calidad de la vida de la gente, puede tener efectos que a mediano plazo es necesario evaluar, y la decisión por tanto trae de la mano la asunción de riesgos. La toma de decisiones en todo su proceso, debe responder a una responsabilidad política ante el presente y ante el futuro. Por ello las decisiones, a partir de los insumos técnicos tienen un carácter eminentemente político y este debe resultar de la capacidad de interpretar las necesidades de la sociedad en el corto y el mediano plazo. Los problemas que se plantean en la actualidad y las soluciones para los mismos, han ido adquiriendo una condición de transversalidad.
A los desafíos de la globalización no se le pueden presentar respuestas estructuradas en ideologías sino más bien en valores y a partir de estos elaborar respuestas precisas y ordenarlas adecuadamente. La falta de equidad, la evolución y actualización de la educación, el acceso a la prevención y a la salud, la previsión social, el estimulo a los emprendedores, las facilidades para la inversión y la creación de empleo y riqueza, la tributación adecuada y justa, la transparencia en la toma de decisiones, son todos temas sometidos a análisis y soluciones transversales. A ellos ha pretendido ofrecer respuestas el “populismo”, apelando al fracaso de los partidos y proponiendo, o su desaparición o su sustitución por un “partido único”, el del líder carismático.
Esta fórmula, nacida de la improvisación parece ser una solución permanente, que en forma cíclica aparece en las etapas de crisis y precisamente cuando los partidos no han logrado adaptar sus estructuras y funcionamiento a nuevas realidades y desafíos. Lo cierto es que a las crisis y carencias notorias de los partidos, de su funcionamiento democrático y otros males, suceden crisis políticas intensas que sacuden a los países, en nuestra América pueden constatarse varias situaciones de estas características como consecuencia de las cuales el populismo de izquierda o de derecha, la tentación autoritaria, la improvisación en la gestión y de los gestores, el maniqueísmo en los debates y la confrontación ganan terreno irremediablemente.
Mientras los Partidos en el pasado han llevado sobre sus hombros la carga de la alfabetización democrática, la gestión de los desacuerdos para construir los acuerdos, la formación de cuadros para la asunción de responsabilidades, la promoción de candidaturas para ocupar los espacios de la administración pública, los rituales de la selección democrática sometiéndose al voto ciudadano, la sociedad fue creando en general circunscriptas a un interés determinado y muchas veces excluyente, organizaciones que componen la llamada “sociedad civil”. Estas han encontrado en el desarrollo de las comunicaciones y la independencia informativa que ha adquirido el ciudadano, un protagonismo inusual hoy día a los partidos. Concomitantemente la “comunidad internacional” ha resuelto a partir de los 80 y los 90 dar un fuerte impulso a las organizaciones de la sociedad civil y esta dirección en el destino de los recursos no ha tenido correlato con los partidos y uno de sus ámbitos de acción los parlamentos.
En un trabajo preparado para el Programa de Liderazgo del NDI (Instituto Nacional Demócrata de los EEUU), Iván Doherty, ex secretario general del Partido Fine Gael de Irlanda, analiza la importancia del fortalecimiento y a la ayuda a la adaptación de los Partidos a las nuevas realidades en los siguientes términos:
“Aquellos que avalan el desarrollo de la sociedad civil como una manera de involucrarse apolíticamente con la política interna de un país no llegan a reconocer las limitaciones de un abordaje semejante. En primer lugar, las agrupaciones de la sociedad civil en democracias nuevas y emergentes constantemente lidian con lo que intrínsecamente son asuntos políticos. Por ejemplo, dentro del contexto de la observación de un proceso electoral o de promulgación de mejores condiciones de vida, los partidos políticos siguen siendo el vehículo principal para la acción política y la promulgación de leyes. SI ellos no participan en el proceso, el avance sólo será limitado. Al dejar de lado el tema de las políticas partidarias en el apuro por reforzar la sociedad civil, se corre el riesgo de debilitar las políticas representantitas y de no explotar los medios reales de influencia política abiertos a la sociedad civil”.
Mas adelante el mismo autor señala…”…Los partidos políticos son los pilares de una sociedad democrática y tienen una función que ninguna otra institución en una democracia posee. (….) El papel de un partido político es reunir y luego representar los intereses sociales, dando una estructura de participación política. Estos son los semilleros donde se forman líderes políticos, quienes eventualmente asumirán un papel para gobernar a la sociedad. Adicionalmente los partidos disputan y desean ganar las elecciones para poder administrar las instituciones gubernamentales”. “Los partidos (…) nominan candidatos, organizan la competencia política, unifican a partes del electorado y traducen preferencias políticas en políticas públicas. Cuando salen del poder se convierten en oposición constructiva y critica presentándose como el gobierno alternativo que los electores desearían escoger; de ese modo presionan al gobierno en ejercicio para que sean mas receptivos ante los intereses del público”.
“Los partidos políticos organizados sirven para dos propósitos fundamentales: primero, definen y expresan las necesidades de un grupo de una manera tal que el publico y el sistema político pueda entender y reaccionar y en segundo lugar desarrollan ideas comunes en un grupo importante para poder ejercer presión en el sistema político. Las diferencias de opinión por principio- y la tolerancia a la diversidad y el disenso que esta implica- son una parte importante del proceso democrático. Expresar puntos de vista opuestos en la realidad puede ayudar a crear un mejor entendimiento de los problemas y a identificar soluciones. Cuando un sistema político funciona, estos intercambios llevan a lograr nuevas sutilezas o compromisos factibles esenciales para la existencia de un sistema democrático. En resumen los partidos generan resultados tangibles.”
“La democracia no puede ser duradera a menos que sea respaldada por una cultura cívica sólida y avalada por una población que este comprometida con ideales tales como el estado de derecho, libertad individual, libertad de religión, debate libre y abierto, gobierno de las mayorías y protección de las minorías. “
A partir de estos conceptos... “ Los gobiernos, los partidos políticos y la propia sociedad civil deben trabajar juntos para generar la reforma política y democrática. La sociedad civil no es y nunca podrá ser el sustituto de los partidos políticos o de un liderazgo político responsable y progresivo. Nunca debiera darse que una sociedad civil exista en lugar de los partidos políticos, mas bien debería ser la sociedad civil como complemento necesario para los partidos políticos. La idea de escoger entre los partidos y la sociedad civil es falsa. Los Partidos políticos y la sociedad civil son aliados naturales. Los Partidos políticos pueden hacer mucho mas que cualquier otro sector (incluyendo al gobierno) para comparar aun mas a la sociedad civil en la política, por consiguiente; es importante ( tanto para la calidad de la democracia como para su propia vitalidad política) que los partidos promuevan actividades para llegar a estos sectores. “
No debe sorprendernos la necesidad de apoyo que tiene el fortalecimiento y en algunos casos la reconstrucción de los partidos políticos o los sistemas de partidos. Mientras la comunidad internacional no comprenda que tan importante como una gestión pública eficiente y transparente, sistemas financieros abiertos y también transparentes, inversión social que realmente llegue a las necesidades y no se pierda en la burocracia, sistemas tributarios adecuados, entidades reguladoras capaces de garantir el cumplimiento de servicios adecuados a las necesidades de los usuarios, justicia independiente e incorruptible, en fin todas los alegatos que se hacen a una convivencia realmente democrática, debe completarse con decidido apoyo y estímulo, inclusive con recursos económicos a fortalecer los partidos, se perderá el gran rol de agente de mediación de conflictos y solución de problemas que tienen estas entidades.
Por ello es tan importante que la reflexión que en estas horas desde distintas ópticas se realizará en este seminario, forme parte del análisis cuya conclusión será la necesidad de adaptar las formulas, el funcionamiento y el ambiente en el cual los partidos políticos sirvan a su noble tarea de gestionar el gobierno y pactar los disensos.
No podemos despreciar el trabajo que las fundaciones políticas de diversos países del mundo han realizado en promoción de la reforma de los partidos políticos, pero esto ha surgido desde la propia comunidad de partidos especialmente en los países centrales. Pero, que ha ocurrido con la larga lista de organismos internacionales de financiamiento y asistencia que destinan fondos a reformas, que recomiendan y financian estudios y proyectos para la mentada “reforma del estado” en relación a los principales agentes de la gestión pública en un ambiente democrático y de participación ciudadana que son los partidos políticos, poco o nada. Es tiempo para que el Banco Mundial, El BID, las corporaciones de financiamiento regional, el Fondo Monetario, en fin, quienes se ocupan de inyectar recursos al desarrollo, coloquen en sus prioridades una de las claves de garantía democrática, “…partidos políticos fuertes, democráticos, adecuados a la realidad y con adaptabilidad a las incertidumbres que sean capaces de gestionar acuerdos y conducir la gestión del estado para sociedades prosperas y justas…”
La Universidad Internacional de Florida, el Gobierno del Estado de Florida y el Parlamento de Uruguay a través de la Cámara de Representantes hacen un esfuerzo para generar un intercambio fructífero, que formará parte de una nómina de experiencias que esperamos permita disparar un compromiso con los partidos desde fuera y desde dentro de ellos, con su transformación y adaptación a las nuevas realidades lo que resultará beneficioso para la convivencia democrática.

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